domingo, mayo 24, 2009

Nik








Nik es el padre de las criaturas que explotan de rating cada vez que Marcelo Tinelli pone al aire Gran Cuñado, la parodia política que está en el centro de la campaña electoral. Cómo pensó los rasgos de cada personaje, cuánto cree que puede incidir en la votación real, qué piensa de la reacción de los candidatos y de las amenazas que recibió."No creo que nadie defina su voto por una caricatura. Yo estoy seguro de que lo que más influye es lo que hacen los políticos reales, no su
caricatura."


Es el humorista gráfico del que todos hablan en estos días. Su nombre artístico, una potente marca registrada, circula en los pasillos del poder y en los medios de comunicación por ser uno de los padres –aunque él prefiera minimizar su participación– de Gran Cuñado, el programa de televisión
que se convirtió en el tema más importante de la agenda pública en esta campaña electoral. Su trabajo –dice él– es representar la imagen, no el contenido, y potenciarla, multiplicar la gestualidad hasta el ridículo. Nik, el creador de Gaturro y autor de una tira diaria de humor gráfico de actualidad en el diario La Nación, es también el ideólogo de esta nueva edición del ciclo de Marcelo Tinelli que, a dos meses de las elecciones, le devolvió el rating a la política, aunque sea en estado de burla, de banalización.

Tinelli y Nik se llevan diez años, pero comparten una misma postura política. Esa que asegura que existe un no lugar, un espacio que no queda ni a la derecha ni a la izquierda ni al centro. Una zona sin malas intenciones que sólo tiene un dios que se llama inconsciente popular, ese que tan bien conoce el conductor de Showmatch y que permite que, a la hora de la cena, los televisores se enciendan masivamente para ver qué pasa adentro de la casa de Gran Cuñado.

Con picos de rating de 40 puntos, coberturas en la sección política de los diarios, declaraciones de los candidatos y debates mediáticos sobre el bien y el mal de la caricaturización. Con ese poder a cuestas, Nik se alinea y dice: "No hay intencionalidad política, somos un programa humorístico, vamos a hacer humor y vamos a ser duros con todos, con Cristina, con Néstor y también con Cobos y Solá".

–Si van a ser duros, hay una intencionalidad.
–No, la idea es un humor real, comprometido, no inventar cosas. Intencionalidad no quiere decir que vamos a perjudicar a uno o a ayudar a otro. Lo nuestro es un humor comprometido que refleje lo que está sucediendo. Por eso hay mucho gesto, mucho de lo que es la fauna política en la Argentina y creo que quedaron fielmente representados todos.

–Pero, por ejemplo, el vicepresidente Julio Cobos alaramente quedó peor parado que el resto.
–La imagen de Cobos originalmente se basó en el día de la votación de la ley 125, y lo que quedó planteado es una persona común como todos nosotros que un día alguien lo señala con el dedo y le dice “vos tenés que decidir sobre el destino de este país”. ¿Cómo nos pondríamos cualquiera de nosotros en esta situación? Nos agarraría un ataque de pánico, empezaríamos a transpirar, lo mismo que le pasó a él. Ese día, el jadeo de su respiración se escuchaba en el micrófono, dudaba, decía “¿no quieren que votemos todos de vuelta?” Ese personaje se planteó como un hombre que se angustia ante cada pregunta, sea importante u obvia. Pero siempre se lo trató de diferenciar del personaje de De La Rúa.

–Pero en realidad, el personaje de Cobos se asocia directamente al de Fernando De la Rúa.
–Esto sucede porque está muy fresco en el recuerdo el personaje de De La Rúa. Y encima está en el programa.

–En el sketch, el personaje de De la Rúa dijo que su mejor amigo adentro de la casa es Cobos.
–Y encima, esta semana fue la entrega de los premios del diario Perfil y Cobos y De La Rúa se
abrazaron. Cobos no ayuda a que a su personaje le vaya mejor, qué querés que te diga.

–En el entorno de Cobos están muy preocupados por la forma que tomó el personaje.
–Bueno, evidentemente, es todo un equipo que se angustia.

–¿No se corre el riesgo de llevar al político real a un lugar de no retorno en su imagen pública como le pasó a De la Rúa?
–Y sí, el programa tiene 40 puntos de rating.
Entonces, el Cobos real tendrá que tener más exposición y protagonismo. Cuando Kirchner asumió en la televisión, se lo mostró como una marioneta de Duhalde y su obsesión era despegarse de esa imagen. Él trabajó para hacerlo y lo logró, y esa caricatura de Chirolita se diluyó. No es verdad que hay puntos de no retorno, porque si ahora Cobos sale a decir dos o tres cosas muy firmes desautoriza completamente a la caricatura.
Pero después de la 125, ¿qué hizo? No mucho: se mostró con Los Chalchaleros, fue a correr unamaratón, fue a ver a Los Midachi y eso es lo que nosotros quisimos mostrar, ese momento en el
que sale a buscar apoyo de cualquier lado, menos de la política. Ahora está encerrado en la casa y se siente aislado

Por L. Geuna y F. Mainelli23.05.2009